Como viene sucediendo
a lo largo de la historia todo vuelve, incluso el arte en formato Instagram. Pero quiero hilar fino y
sacarme de la manga un paralelismo entre La
Piedad de Miguel Ángel y un
personaje al que admiro. Si recordamos bien, esta entrañable obra de bulto
redondo y composición triangular esculpe a la Virgen María joven y pura, y a
Cristo muerto, que intencionadamente aparenta mayor edad que la
madre.
Todo esto me sirve
para introduciros toda una tendencia, en cuanto al mundo de las poses egocéntricas y cibernéticas, que
difunde por las redes José
Fernández Pacheco, que aunque parezca el nombre de un torero no es más que
el conocido estilista de moda Josie y,
de hecho, lo que mejor se le da es capear con la moda.
Cada vez que paso
el scroll en Intagram aparece rodeado
de jóvenes chulazos y hombres
de infarto, pero no conforme con esto, él prefiere dejarse caer
gustosamente sobre sus brazos, como si de un desfallecimiento se tratara, como
si quisiera homenajear a la vedette italiana Carmen
Russo o, como apunto al
principio, versionar a la Piedad. Esto me hace preguntarme sí será su penetrante inteligencia y su
parecido con Leonard
Hofstadter lo que le hace irresistible para estos chicos, o les
forzará a hacer este complejo posado.
Josie me hace
gracia por dos motivos. El primero porque, sin ser consciente o siéndolo, nos
deja algo por lo que recordarle, o al menos en este mundo virtual. Y segundo,
porque no se avergüenza de hacer el ridículo, es más, considero que es una
forma de lo más original y divertida
de darnos a ver que ya lleva una o dos copas demás encima. Todo un atrevimiento rihannero, una pose con
mucho trasfondo y clase, además de sacarnos los dientes a más de uno por quien
le sostiene.
Este personaje empieza, no sabemos como, en Supermodelo
2004. Un reality que dejó huella en nuestras retinas, y no solo por el resbalón
en la Piscina de la maravillosa Amparo, sino porque le dio vidilla con ese
ese aire de marisabidillo borde y repelente que
le caracteriza. Más tarde consiguió su propio programa en Nova: El
Armario de Josie. Un experimento televisivo con el que sentó
cátedra: él quería llevarse la Vogue a la pequeña pantalla, la
moda a tu salón, y que con mucha gracia cambiaba la imagen a renegados de la
sociedad. Con el paso del tiempo ha sabido hacerse un hueco en unos cuantos
programas más como comentarista del
mundo celebrity-fashion.
Lo que más me gusta de Josie es su particular manera de ver la
moda, y de comunicárnosla. Sin ir más lejos, la web de Harper’s Bazaar se
refiere a él como divulgador de la
moda. Como el científico que escribe un artículo de divulgación porque
sabe mucho pero quiere hacer su ciencia accesible al resto de los mortales, nos
pone al alcance el complejo y profundo mundo de la moda.
Y es que, en pleno siglo XXI nos trae algo que pocas blogueras
aburridas han conseguido: un lenguaje
propio. Podríamos decir que versiona palabras a su manera, sin los
anglicismos que tan desgastados están en el mundo de la comunicación de moda. Y
por si fuera poco, Josie sufre de emojismo, enganchado total a
sustituir palabras por emojis. Un valor añadido que a más de uno le gustaría
utilizarlos con el desparpajo al que nos tiene acostumbrados.
Por todo esto y más, quiero rendirle culto. Porque es más que un
estilista, más que un comunicador, es una estrella que se merece
reconocimiento, fama y muchos K’s en Instagram. No pertenece ni a la
televisión, ni a la moda, ni a Instagram, ni al papel couché, sinó a todos los
sitios y, como los grandes, da la
talla allá donde va. Y cuando digo que Josie no pertenece a ningún soporte,
ni medio, me estoy refiriendo a que es
su esencia la que le hace brillar y por la que le admiro.
Raseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeé